Si cuidas de una colonia felina o estás involucrado en el bienestar de los gatos comunitarios, seguramente ya te habrás enfrentado a uno de los mayores retos: conseguir que el Ayuntamiento escuche tus propuestas. A veces parece que las puertas están cerradas, pero no siempre es por falta de voluntad, sino por desconocimiento, saturación o falta de propuestas viables.
Con la estrategia adecuada y una actitud constructiva, es posible abrir ese canal de comunicación, lograr acuerdos e incluso establecer colaboraciones duraderas. Aquí te damos algunas claves prácticas para que tu voz tenga más fuerza.
Gestión de las colonias felinas
Una reunión con el ayuntamiento no es el momento de improvisar. Antes de pedir nada, es importante que te tomes un tiempo para conocer bien el terreno.
Empieza por leer la Ley 7/2023, que obliga a los ayuntamientos a gestionar las colonias felinas mediante métodos éticos como el CER (Captura, Esterilización y Retorno). Comprueba también si en tu municipio existe alguna ordenanza específica sobre animales o colonias urbanas. Saber lo que ya está regulado te dará argumentos sólidos y te evitará pedir algo que ya está contemplado o, al contrario, que choca con normas locales.
Además, investigar casos de éxito en otras ciudades puede darte ideas y, sobre todo, mostrar que lo que propones es posible. A los técnicos municipales les da más seguridad ver que algo ya funciona en otro lugar.
Lleva propuestas claras, realistas y con datos
Una de las cosas que más valoran los responsables públicos es que no se les planteen solo problemas, sino soluciones.
En vez de pedir “mejorar la situación de los gatos”, plantea acciones concretas: habilitar un espacio para colocar refugios, autorizarte como alimentador o alimentadora responsable, colaborar en campañas de esterilización o facilitar la identificación de los animales censados. No hace falta presentar grandes proyectos, pero sí mostrar que sabes de qué hablas.
Si puedes aportar datos —número estimado de gatos, ubicación de la colonia, si están esterilizados o no, si hay voluntarios implicados— mejor aún. Cuanta más información fiable y ordenada presentes, más profesional parecerá tu propuesta.
Cuida tu forma de comunicar
El contenido es importante, pero la forma en que lo comunicas lo es casi tanto. Evita actitudes confrontativas o de reproche, aunque tengas motivos. Habla con respeto, desde el interés por colaborar y mejorar la convivencia.
Usar un lenguaje claro, propositivo y sin tecnicismos innecesarios puede marcar la diferencia. Si acompañas tu discurso con referencias a la normativa, cifras de impacto (como el ahorro económico de aplicar el CER en lugar de otras prácticas) o ejemplos positivos, ganarás credibilidad y empatía.
¿Tienes dudas sobre cómo presentar tu propuesta o cómo preparar una reunión? Consulta nuestro servicio de asesoría para voluntarios y te ayudamos a enfocarlo paso a paso. (enlace a formulario contacto)
Recuerda: no vas a “exigir”, sino a construir puentes.
Llevar contigo un pequeño dossier, informe o presentación puede marcar la diferencia. No hace falta que sea muy extenso: un par de páginas que resuman el problema, tus propuestas, y si es posible, algunas imágenes o gráficos sencillos.
Si formas parte de una asociación legalmente constituida, no olvides mencionarlo y llevar el documento que lo acredita. Tener una personalidad jurídica da más fuerza a tu voz ante la administración.
Una sola persona puede abrir la conversación, pero un grupo organizado tiene mucho más peso. Si consigues el respaldo de otros vecinos, asociaciones vecinales, veterinarios o incluso comerciantes de la zona, tu petición se verá como una necesidad colectiva, no como un interés individual.
En muchos casos, los Ayuntamientos reaccionan mejor cuando ven que hay un movimiento ciudadano detrás, especialmente si está bien articulado y se presenta con respeto y argumentos.
La constancia es clave
No siempre obtendrás respuesta en la primera reunión ni en el primer correo. La administración es lenta, tiene muchos frentes abiertos y muchas veces no sabe cómo actuar ante ciertos temas. Por eso, es fundamental ser constante, pero siempre educado.
Solicita reuniones por escrito, deja constancia de tus comunicaciones, agradece cada respuesta (aunque sea negativa o escueta) y sigue manteniendo el contacto abierto. Una relación cordial y persistente puede lograr mucho más que una confrontación directa.